2:38 am

jueves, 4 de febrero de 2010


Me esta costando leer, leerme, desdibujar las horas para darle forma a las estrepitosas ideas del camino que he dispuesto como único, me sigue costando dormir como a los doce años cuando por alguna razón las letras eran avispas somnolientas que picaban ansiosas a las 3 de la mañana, hoy han perdido una a una su aguijón, pero no murieron o es quizá el zumbido fantasma que dejaron como eco dentro de mi terca e inmoral memoria, dentro de mi oído sordo ante la vida matutina, y las sabanas van acalorando la piel hasta hacerla andar como sombra por la habitación que se ve inmensa de madrugada.
Que es lo real y que estoy imaginando en esta noche?, no lo sé, ya no distingo entre lo que digo y lo que simplemente pienso, me someto al análisis clínico que tengo bien aprendido desde que tomaba los libros de mi padre, amigo de las supuestas verdades de la mente humana, y la herencia materna de las preocupaciones trágicas e infundadas me asalta, revuelvo dentro de mi alma cada colorido y sensato momento de calma para borrar lo que no sirve, lo que no aguarda, suelto entre los labios de mi fiel compañero la sabia infectada de mis demonios mas guardados, me sumerjo en recuerdos innecesarios de una niñez corta, que en la copa de un árbol perdió las ganas de volar con los brazos abiertos, al ras del suelo, y contra el viento; en esos días las heridas eran sencillas, sangraban pero con la mano del amigo tierno y un poco de agua sucia de algún lugar extraño sanaban, esas heridas hoy se reflejan en mis piernas haciéndome saber que fui plenamente inocente en aquellos días, no importaba la vida diaria o saber cuánto mas sobreviviré, las estrellas tenían una forma inigualable y se sabían con el nombre que el niño vecino y yo les dábamos mientras el pasto le hacía estragos a la ropa que mamá tanto decía que costaba, pero que poco nos importaba mancharla de historias nuevas en las que éramos piratas, guerreros o simplemente niños tercos.

Cada momento que me asaltan estos inmensos y costosos recuerdos creo de nuevo en la fragancia cautivante de la sonrisa del amigo infantil que solo queria jugar, creo de nuevo en que soy capaz de controlar mis arriesgados sentimientos, creo que aun soy la inocente niña impaciente por sentir las hojas secas bajo sus pies alegres, y la fe en lo intangible me invita de nuevo a andar con la paciencia y la sonrisa tatuada en las manos, con los ojos cansados pero llenos de emoción esperando que alguna pequeña sorpresa los haga llover desde lo más profundo y desde lo más sincero, y los ojos de el perro que en mi puerta ladra ya tiene más sentido cuando me sonríe y me otorga la compañía más noble y desinteresada, el pez rojo junto a mi cama da vueltas mirando a la ventana, entonces descubro que lo tengo que llevar al rio detrás de mi casa, por qué someter a rojizo amigo a mi compañía absurda y aburría para sus ansias de explorador de agua.
Tantos vagos sentidos son los que anhelo, esos que poco ya recuerdo, pero eran inmensos, coloridos, sencillos, eran los que con palabras naturales, (no esas que uno rebusca en lo interior de la adultez), creaban versos sabios acerca de lo verde vibrante de los arboles, de lo inimaginable que las flores guardaban en las noches de baile, de las tiernas hadas que jugaban con el cabello de aquella niña de ojos siempre tristes pero alma siempre andante, en qué momento perdemos la fe o las ganas de descubrir sorprendidos los secretos que no son palpables, en qué momento besamos los ojos de los compañeros con la mala intención de envolvernos en sensaciones insanas, en qué momento dejamos de ser honestos como cuando con la sonrisa sensata confesamos que habiamos pisado las plantas del jardín amado de la vecina que miraba asustada. Veo de nuevo mis manos y ya se notan desgastadas, quisiera creer que fue el viento contra el que volaba, pero recuerdo que han sido solo mis ganas de en ellas encerrar las cosas que no eran para mi, eran las ganas de aferrarme a los días complicados de alguno que otro ser poco amable con el que me cruce; hoy solo me resta ser tolerante y optimista, ver hacia la ventana y descubrir que sigo aquí, con, sin, o pesar de lo que sea, aun siento el viento frio en mi rostro y aun tengo alguna que otra esperanza infantil, así que sobre el asfalto volveré a jugar y en la arena del mar escribiré mis nuevas ganas…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

amiga genial tu blog el verlo y leerlo m hace sentir mejor son cosas que a veces no puedes expresarlo fisicamente pero las letra es la mejor forma salu2 y exito

Incoherente dijo...

Ganas de vida exultante en un cuerpo enfermizo que necesita recobrar su inocencia poco a poco , amargos fueron los momentos pero felices serán los próximos… la mano en forma de puño se soltara para sentir la brisa del viento entre los dedos de nuevo… nadie se proclamo juez de esta vida avariciosa para condenar nuestros deseos … porque al fin y al cabo sigues ahí rispirando … ese suspiro que no parara de momento

 
FREE BLOGGER TEMPLATE BY DESIGNER BLOGS