La noche de los intentos.

lunes, 31 de diciembre de 2012




Hastió involuntario
de las corduras arraigadas,
tengo hambre de silencio,
sueños de luz y canela,
 alma de espera...


Araña los suspiros
con la lágrima seca 
intacta en tu cama,
derrama como miel
mi amor translucido
en los pliegues tibios
de tu cuerpo incierto.

Con pasos felinos,
silenciosos,
agudos,
tercos,
intento malgastar
tus labios en mi cuerpo.

Terminar con la asidua espera
para esta lejana agonía
de deseos incontenibles
para mi centro inmerso
en tus palabras susurradas,

Bajo las montañas
se posa dulce el aroma
de tu mar caliente,
desgárrame entre las telas,
destroza mis creencias,
dame agua fresca,
termina con la piel
que callada te anhela.

Fuego de anhelo.

sábado, 23 de junio de 2012




Le grito a la aberrante noche
que deje de sabotear mis plegarias,

Los fantasmas más queridos
no vienen a restaurar la fe en mis enemigos,
No tengo ganas de creer
en eso que dicen las vagas noticias, 
No tengo tiempo de pensar
en el desgaste de la vida.
Sigo ausente, sin euforia;
El amor ya no es algo que me atraiga,
todo es un sendero ciego
entre la gente mal gastada.
Ahogados en las palabras tan insanas
de los que no desean nada,
de los que no nos quieren ver sobrevivir,
nos consumimos en pura rabia.
La vida es una lucha constante
sin anhelos,
sin porvenir,
con las puras ansias de existir.
De que nos sirve ahora la esperanza,
tantos años y sigue pasmada bajo las manos
de los que no nos atrevemos a seguir,
conmovidos por el cielo gris.
Podría levantar mi campaña de pesares,
podría unirme a los ojos de la lucha,
si tan solo percibiera en las consignas
la promesa de no rendir las fuerzas y volvernos a construir.
Mientras tanto esa estela de melodía ya pasada
me sigue dando una razón
para no extinguir la pasión que nació en abril,
para no hundirme entre falacias, ni treguas innecesarias.
Seguiré en pie,
por mis creencias,
por la luz de tu Blues que se fue
seguiré por las ganas de al miedo vencer.

Ying Yang

domingo, 12 de febrero de 2012


Sin plumas en mi cuerpo 
aun puedo observar el cielo
para levantar el vuelo, 
con la consigna tatauda en la espalda 
le doy un grito de tregua 
al que dicen es mi destino,
sin creer nunca en el mal tiempo 
le lloro a las tragedias de mi pueblo, 
aun con mucho miedo 
miro a los ojos de la gente en que creo
y respiro de nuevo, 
no deseo mas que cambiar un pedazo de tierra para el mundo
ese pequeño fragmento del que no soy dueña pero si testigo
y traigo en el alma sangrando ese sentimiento de lucha, de tregua,
de presagio para el buen tiempo...
 
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