La sencilla pregunta hecha en unisonó coro por dos seres ausentes deja la sensación de complicidad, que sólo la noche sabe otorgar, instintivamente ante tanta sensata y evidente correspondencia de emociones y compatibilidad de deseos, no queda más que dibujarle a la noche los signos claros de decir sin zozobra cada uno de los afanes que a la piel se le ocurran, que a los labios hacen arder… curiosamente una canción toma más sentido, su titulo se torna profundo… y ya no importa el tiempo pero si se piensa en las distancias, en aquellas bien marcadas en los mapas, pero inútiles para quien por razones concretas ama.
Ese “Cuándo” sólo trataba de darle sentido práctico a lo que en algunas tan cotidianas noches la voz le da una imagen clara, trataba de darle forma a un nuevo encuentro físico que en ocasiones añoran los ojos negros de ella, y quizá él espere a que se haga real junto a su guitarra mas sabia.
Espere que me ganara el sueño y despertar ya entrada la luz matutina para escribirle, quizá la madrugada se aferro a no dejarme dormir y obligarme a levantarme de aquella cama que no consolaba a las palabras que intentan contarle como es que mi mundo se ha dejado cautivar por su tan arraigado y convencido compromiso con su Arte: tan honesto, tan puro y cierto; es emocionante saber que tras fronteras tan cortas encontramos todo aquello que desde dentro nos hace revalorar el camino, nos demuestra que el crear es necesario, y no hace falta mover montañas o atravesar mares para darnos cuenta que cerca hay personas capaces de todo esto, y sé que le resultara extraño que le hable de cercanía puesto que hay unos cuantos cientos de kilómetros entre su poesía y la mía; aun así nacimos de la misma tierra, crecimos andando por las mismas calles viejas llenas de historias maravillosas, y que contienen energías tan puras, tan intrigantes, sé que mirando mas allá de lo conocido, atravesando mares y pisando nuevos mundos existe muchísima mas gente con aquella necesidad y estas ganas de mostrar al mundo la belleza que hay en la vida misma, pero hoy solo quiero pensar en vos, en nuestra tierra, en nuestra gente…
Mientras le escribo recuerdo algunas caminatas por el centro de aquella ciudad a la que pertenecemos, y recuerdo algunos personajes de los que jamás uno cree que se quedaran en la memoria, recordé a un niño de no más de diez años que corría por el Palacio blanco que tanto me gusta, aquel pequeño con una sencilla frase hizo que volviera a creer en la honestidad de las palabras, o incluso recuerdo a una chica extraña pero divertida que nos hizo reír cerca del centro de otra ciudad a la que amo; cuántas historias vamos acumulando en la memoria, algunas en compañía grata, otras quizá no tanto y muchas más en soledad, pero esto es lo que nos renueva para darle forma a las líneas que arman emociones dentro de algunos que nos leen, que nos reconocen y que nos van dejando en su pensamiento.
Pensé en que esta carta seria larga y llena de palabras que le expliquen una sola verdad, pero para qué desgastar el espacio, las letras y las emociones si podría ser tan fácil de explicarlo con una sencilla frase, es quizá la necesidad de hacer espirales de madrugada para que las emociones resulten menos directas y no para usted sino para mí misma, y vuelvo a la manía de darle círculos a los textos para solo poder decir que creo tanto en usted, y necesito tanto de sus letras.
¡Adelante! sigamos caminando por este sendero creativo pongamos la fe, que bien se que la tiene en su lugar, pero dejemos que sea ella misma la que nos guie, esa fe que tiene en usted, la que yo tengo en mi, y la que de mi sale para creer en usted.
Buscando la puerta correcta...
Expandiendo muros, contemplando ventanas, y escuchando al viento que canta ante la primavera exagerada, añorando los eneros cálidos