que deje de sabotear mis
plegarias,
Los fantasmas más queridos
no vienen a restaurar la fe
en mis enemigos,
No tengo ganas de creer
en eso que dicen las vagas
noticias,
No tengo tiempo de pensar
en el desgaste de la vida.
Sigo ausente, sin euforia;
El amor ya no es algo que me
atraiga,
todo es un sendero ciego
entre la gente mal gastada.
Ahogados en las palabras tan
insanas
de los que no desean nada,
de los que no nos quieren
ver sobrevivir,
nos consumimos en pura rabia.
La vida es una lucha
constante
sin anhelos,
sin porvenir,
con las puras ansias de
existir.
De que nos sirve ahora la
esperanza,
tantos años y sigue pasmada
bajo las manos
de los que no nos atrevemos
a seguir,
conmovidos por el cielo
gris.
Podría levantar mi campaña
de pesares,
podría unirme a los ojos de
la lucha,
si tan solo percibiera en
las consignas
la promesa de no rendir las
fuerzas y volvernos a construir.
Mientras tanto esa estela de
melodía ya pasada
me sigue dando una razón
para no extinguir la pasión
que nació en abril,
para no hundirme entre
falacias, ni treguas innecesarias.
Seguiré en pie,
por mis creencias,
por la luz de tu Blues que
se fue
seguiré por las ganas de al
miedo vencer.