Significados tácticos.

lunes, 14 de diciembre de 2009


Los ojos derrumbados de esperanza me advierten que las codicias no son lo que uno tiene previsto, pues tantas veces mi voz se aquieta de aquellas ganas de darle a su vida mi aire veraniego, ese que siempre se vive en estas zonas calurosas donde mis pies caminan sin motivo; pero no advierta una nostalgia que no vivimos, mejor piense que estas son palabras alegres que no dejan cabida a esa tristeza de amores cumplidos.

Sabe mi amigo cuando comienzo con una frase, las letras me llevan a su encuentro, veo su imagen en mis dedos, y del aire se desprende el aroma de su cabello, irremediablemente esa sordera ante el mundo habita la conciencia, y solo el eco de sus palabras se instala en los recuerdos; que dulce sabor el de las distancias que coinciden en este el universo que imagino para poder revivir nuestro primer día de descubrirnos.

No se llene de precauciones innecesarias para este amor que le dejo, no hace falta que proteja sus palabras, qué podemos hacer, mas que ser libres como esas dos aves que un día sus vuelos entrelazan, lo conocí en su franqueza bien plasmada y ni por segundos querría ser la victimaria que lo deshaga, es usted la tierra que limita de una manera seductora el fuego de mis días, llevémonos las teorías, las ideas ya prescriptas derrochémoslas en la vida, hagamos nuestras propias tácticas para enfrentar batallas.

Dejare poco a poco sobre la cama mi cuerpo pálido y cansado de este viaje desvelado, la mente debe regresar a esta realidad franca que me pide la paciencia para volver a verlo por las calles de alguna ciudad inventada, tendré que dejarle a los susurros de los arboles el trabajo de contarle mis sueños, tendré que dejarle al cielo estrellado uno que otro anhelo, ¡si tan solo usted viera mi cara de niña impresionada!, reiría conmigo y todo sería un divino parpadeo del viento complacido.

Basta!

lunes, 7 de diciembre de 2009


Con tus manos bañadas en licor seco,
Déjame el último de los cantos de tu deseo,
Volvámonos fuego que aun no nace,
Enloquéceme con tus ideas de mi mundo nuevo.

Tengo tiempo para el último desvelo,
Tengo sed de aquellas manos de hierro,
Déjame en silencio,
Sin ningún juego previo.

Toma la nube viajera que se posa en tu puerta
Y ve a donde te llame el viento
Que el elixir de tu libertad me conforta
Para no aferrarme jamás.

Mi divina coincidencia de años pasajeros,
Cólmame de tus secretos,
Y llévate la calma de los días sin miedos.
Abandonándome en el cielo.

Vete con la luz de mis mejores tiempos,
Sin mirar de nuevo aquella fuente de fervor.
Nunca dejaremos las ganas del descubrimiento,
Latente para sobrevivir a los olvidos inciertos

... Minutos insolentes.

Relato de un amigo escritor.

viernes, 4 de diciembre de 2009


Un escritor frenético y desolado,

Que se dedica a ver, callar, y relatar;

Escribió sobre una hechicera de aspecto diminuto,

El decía que un día el poder otorgado a sus amantes

Y a sus más voraces compañeros la destruiría

En este mundo que ella poco comprendía;

Su amor se volvería insano,

Sus deseos la transgredirían,

Y peor aún:

Se perdería en el naufragio de su barco colmado de letras;

¡Pobrecita hechicera,

Decía el escritor,

Pobrecita!,

Dando lo único que sabe dar,

Lo único que en sus manos es real:

Amor
 
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