Requiem.

viernes, 13 de noviembre de 2009


Hace ya tantos años de una despedida inesperada, hace ya tantos días en que mi cuerpo supo que el “nos vemos el martes” era un Adiós discreto, si, hace ya tanto tiempo de haber cicatrizado el corazón y resignarse a que lo poco que conocía y amaba de ti se extinguían por completo aquel día cálido de Septiembre, pero hoy no vengo con la pluma desenvainada a hablar de nostalgias o amores no conclusos, no claro que no, solo me asalto y me tomo por sorpresa tu recuerdo, mientras bajaba las escaleras de un edificio que se parecía tanto a donde solía esperar a que llegaras, donde mi mano otorgo cartas francas bajo la puerta de tu departamento, no pude evitar sentir el recuerdo pegando de golpe en la cara, y no fue fácil descifrar el sentimiento: la furia de esperar y esperar tus palabras, la esperanza insensata arraigada en mi cuerpo durante aquellos años en que te amaba, o era acaso el sentimiento de melancolía irónica que después te hace sentir un poco ridícula por pensar en amores inexpertos y jóvenes, quizá era todo en unísono eco para hacerme recordar paso a paso la única vez que el dolor consumió mi alma hasta llegar a dejarme en despojo de los sentimientos, y fuera de esperar que el llanto se volcara por mis ojos, la sonrisa de niña que recuerda un verano divertido invadió mi rostro, pues me doy cuenta que desde hace tiempo deje de pensarte, mejor aun que los restos del cadáver de mi amor por vos ya eran cenizas que se llevo el viento, la última vez que supe de ti todo los sentimientos advirtieron que hemos cambiado, claro ya no eras el niño inocente que vi crecer, ya no eras un amor místico, solo eras uno más de los recuerdos, a seis años de no pensarte con cada llegada de la noche, miro a mi alrededor y veo que la vida me llevo a un rumbo esperado, que fuera de un final feliz comencé a crecer con mejores teorías, con nuevos retos, debes de tener siempre en cuenta que jamás odie ni un minuto a tu existencia, jamás pediría no haberte conocido, pues fuiste un ser incognito para mi presencia que buscaba motivos e inspiraciones, esa es la imagen que deseo conservar en la memoria de mi cuerpo, con la que los años me llevaron a sanar cada una de las cicatrices, pues no es solo que la herida dejo de sangrar, de verdad que sano por completo y no hay vestigios que duelan con el frio.

Después de este encuentro no planeado con tu imagen, con tu recuerdo, con tu presencia misma, solo me resta decirte hasta siempre, solo me queda la sonrisa honesta si un día te encuentro por las calles citadinas, y mejor aun solo tengo las mejores de mis plegarias para vos, para tu alma que jamás entendí, para tu presencia que años añore y para tus besos que hicieron mis lagrimas sinceras.

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