El Arcoíris de tu ventana.

miércoles, 28 de abril de 2010


Sueña con los vientos mi pequeño,
tus ojitos negro terciopelo están quietos, 
escucha entre el espasmo de la noche la paz que tengo.

Eres ave que aun no vuela,
estaré aquí protegiendo tus alas
de aquellas astillas de esa guerra que aun no cesa.

Mantén tu cuerpecito blanco en descanso
Aquí yo alerto a la luna para que sea tu compañera…

… sigue creando esos arcoíris entre las sabanas
serán aliento para estos días violentos,
serán mi guía de regreso a casa.

Transforma con tus cuentos el mundo que habitas,
eres sanación de la vida sin treguas,
tienes en tus manos las verdaderas armas
para una lucha sin sangre ni perdidas.

Y con tus sueños dame una vez mas aliento
yo seguiré en el desvelo protegiendo tus ojos tiernos.

Manitas de calor que me acarician con la pureza más sabia
sigue corriendo con la sonrisa encendida,
Si el camino es largo siempre estaré dándote agua clara.

Este mundo no es sensato amor de mi alma,
pero antes de que algún día muera
te otorgare las fuerzas y esperanzas que le dejas tatuadas a mis madrugadas.

Cuando la fatalidad llego.

domingo, 25 de abril de 2010

Tan solo tres veces han bastado para devastar al corazón, en cada tacto que puedo contar con una mano me sobran motivos para esconder a diario mi razón, para mirar a los ojos con aflicción y desnudar la tenue estela de verdad, van quedándose en las palabras la zozobra de una distancia desde mucho antes determinada, en el desvelo de los ojos ya cansados se acumulan los gestos de pasión, la magia se agota y la paciencia huyendo va por la ventana por la que el viento ya no sabe conjurara tus labios inevitables, mientras en mi espalda se agotan los días de sonrisas y falsedades cuando por inercia trato de callar tu nombre mientras la piel arde, el alma te pide a destiempo, aquello que no se preguntaban las nostalgias hoy se consume en los motivos, pesa unos cientos de días más este cuerpo que no sabe de caminos ni cordura, que no es fiel y se le ha olvidado la discreción, vos sos perdición para la conciencia, pero hay más de una razón para que sigas siendo inspiración.
No ha importado ya navegar en otras vagas fronteras, tan feliz esta mi alma por saber de toda la luz que le das a los sitios más temidos de pasos sin destino, poco sé de futuros y van quedando huellas en mi espalda, esas que tu fugaz presencia deja cuando de madrugada un blues anuncia tu lejana y conmovedora presencia en este oscuro tiempo en que me tienes, puedes hacer trizas mi cuerpo y desgarrar mi cordial monotonía, puedes quedarte con mi piel que se desgarra y con la sangre de mis labios derramada sobre la almohada en que tus sueños no descansan.
Provócame a buscarte entre las astillas de esta historia que no te pertenece, en la que eres visitante fugaz y tiempo renovado, dale aliento a los susurros cansados de lo que no te cuento cuando mis ojos contienen lagrimas de anhelo, que esa canción triste de mi vida sea el eco de una historia sin fatalidad, enséñame a conmover tus manos para hacer estragos la razón, déjame en silencio cada noche de efusión, devora esa ficción física que llamo deseo de probar de nuevo el néctar cálido de tu cuerpo, incítame a olvidarte para calmar el desazón, sabemos que no hay tiempo que alcance para esperar una ilusión.

Ciclopes.

miércoles, 21 de abril de 2010

          (Julio 2008)
El aire frio y la falta de tiempo nos fue entregando   a la desnudez de nuestros sentidos, contemplando tu mirada cálida encontré mi lugar y la poca distancia; entre las memorias y esa manía que tenemos de llamarnos con la nostalgia, de presentirnos junto con la llegada de una ansiedad provocada por la savia diaria.

Remontamos los años libres donde solo éramos silencio y afanes, nos acercamos en ese momento que la mirada era unísona y enero cálido como el mar que contiene mis andanzas, caímos en el absorber de los aromas que no nos olvidan y mantienen súbitas estas ganas de encontrarnos por lugares paralelos a nuestra vida, esos que nadie conoce y solo nosotros sabemos evocar.

Jugamos con el tiempo y la piel, trazando líneas que nos llenan de emotivas secuelas para recordar mientras nos estremece el recuerdo de lo que no somos, de lo que hacemos sin delatarnos ante el mundo, sin hacer confesiones de lo que mi cuerpo te ofrece mientras estas en un lugar donde no te alcanzo, pero aun así te percibo y quisiera meterme en esos sueños que te envuelven y te salvan de la penumbra.

Quisiera entrar igual que tu cuando invades mis desvelos, para poder contarte con susurros lentos mis fantasías, y como es que me tienes ahora junto a tu cuerpo dulcísimo pensando en cada caricia que puedo entregarte antes de que me traicione el tiempo y volvamos a nuestra realidad, entonces el segundero sigue con su eco y acerco mis ojos a los tuyos y nos volvemos seres mitológicos que por solo esta ocasión están solos con la libertad de venerarse.

Aun así callamos estas palabras que dichas con nuestros alientos arrancarían la sorpresa de sabernos ajenos, truncarían la intención de reencontrarnos de nuevo en este nuestro espacio inmenso para jugar a lo que la mente desee a lo que tu cuerpo me permita, donde te amo y lo niego, donde te dejo, donde ya no tengo nombre y solo puedo hacer magia.

Para este cuerpo incierto ya no eres un hombre, eres un ser efímero que trasmuta mis sentidos convirtiendo mi cosmos en un lugar mas habitable, donde mis latidos son fuertes y mi corazón no se detiene, corre ante la supervivencia, persistiendo ante el siguiente descubrimiento de nuestras conciencias.

Ausencia.

martes, 20 de abril de 2010

Abril 2003 (el Adios que no perduro)

Bésame y en la memoria que has borrado de mí
acaricia los miedos que te poseen en las calles,
volvámonos uno en este tiempo extraviado para
ponerle versos a las incesantes pláticas faltas de palabras,
déjame tocar con mi inocencia tus pasiones
llevándote entre ficciones de cuentos de niños,
consumamos los nombres de toda la gente
quedándonos sólo con el de nuestras ilusiones,
hagamos que la música irrumpa como viento
y coloree nuestras habitaciones;
terminemos de una vez con las euforias
que me habitan con sentidos suicidas de esperanzas
cuando no estás y yo no te poseo,
cuando mi mente te desea,
y las ganas se quedan en las lágrimas del tintero
en los ojos de los gatos que me observan,
en mis frías manos que no logran llegar hasta tu recinto de descanso.
la noche es tinieblas si no te tengo,
si te llamo entre sueños agoto mi tibio cuerpo
en esta cama que te invoca entre sombras,
donde las sabanas me apuñalan como dagas
pues haces falta.

Angel...

jueves, 15 de abril de 2010



Hay demasiado silencio,
Carcomen las palabras novatas del desvelo,
Sumergido recibo el agobio del tiempo,
Y siguen las palmas cortando el viento.

Hay demasiados mantos cubriendo,
La verdad conserva su único apego,
Sobra espacio y falta aliento,
Los pies hablan de caminos concretos.


Hay demasiados ojos incrédulos,
Desgastados están los hábitos añejos,
Consumidos van los andares inciertos,
Y las ganas intactas calman lamentos.



Hay demasiados futuros atentos,
La fe sigue plasmada en los versos,
Van huyendo los secretos,
La boca se posa ardorosa de consuelo.

Hay demasiada lluvia esperando que se la lleve el viento…

Respuesta a lo que escribes (y no es para mí)

domingo, 11 de abril de 2010

Negando el frío que me dejan tus secretos
me acobardan las palabras imprevistas,
doy señales tibias de mi predilección
que no sabe de algún otro son.

Tus manos lentas
justifican mi deseo de seguir pasos ajenos,
provoco a mi piernas de manzana que se alteran con tus ecos
sin terminar de contar las estrellas en tu cuerpo.

Se acelera el pulso de mi ser
para correr al encuentro con tu miel,
los anhelos cautelosos van entre el viento
sigilosos para al sol no encender.

Sigo agonizando entre mis libros y las viejas cartas,
ya no creo en la sonrisa decolorada
de aquella fotografía sepia en mi almohada,
donde con el cigarrillo diurno consumo mis ganas.

Camino por mis calles húmedas
que sabes son el pan de cada día de nuestra lejanía,
platico con las flores
que son el agua fresca para la espera.

Cuento los días cordiales
de humana correspondencia,
escuchando el blus de tu voz tersa
le doy a mis ojos afecciones placenteras.

Mi camino por esta tierra
se renueva con tu canción honesta,
entonces pido al cielo ser una de tus estrellas
y respondo a tu grito de guerra:
“Quiero ser Mar para tu Luna Nueva”

La chica de los zapatos rojos…

viernes, 9 de abril de 2010


Eran las tres treinta  de la tarde , y el sol estaba escondido para darle más emoción a ese día, que prometía sorpresas , la imagen de los viejos amigos, y la tenue voz de los antiguos guías, dejaban un sabor sincero, María salía de su antigua escuela con las manos frías y con la calma de visitar el espacio que por unos años la contuvo, y le regalo esas ganas de crear historias, sueños e intentar hacer arte, su sonrisa lo decía todo, estaba feliz de saber que las cosas cambian pero no nos olvidan.
 Cuando se percato que faltaban quince minutos para las cuatro, apresuro el paso, para llegar a aquel  café lleno de color verde, altas vistas,  y con un nombre que hace que quien sea renazca, ya en el lugar miro el gran reloj que estaba frente a ella, cinco minutos antes de las cuatro, como siempre llego antes de la hora, miro hacia su alrededor, y casi no había gente, aun así decidió subir las escaleras para encontrar un sitio más intimo, la mesa que escogió tenia la vista alta y la explanada se veía maravillosa llena de palomas y gente que siempre se sienta a reconfortarse un poco o solo a pensar en lo sublime del mundo.

Ya tenía en mano un café y el reloj enorme anunciaba la hora precisa, en ese momento de entre las hojas de un árbol se dejo ver la imagen del viejo amigo con el que hace años no hablaba, la sonrisa de ambos fue sutil, cuando desapareció debajo de ella, solo quedaba a esperar que terminara de subir, al verlo casi cerca María se levanto y ambos se dieron un abrazo sincero, se sentaron charlaron un rato contándose de todo aquello que en estos años acontecido en sus vidas, ya no eran los mismos pero seguían pareciendo dos niños jugando  a ser grandes, las risas, las miradas, los pequeños roses, todo era sublime,  perfecto, cuando la luz de día comenzaba a marcharse, decidieron caminar un poco, y visitar esos lugares añejos, por los que antes dejaron plasmada su esencia, una fuente, un camino, una iglesia, como siempre testigos de las escenas de estas dos almas.

Ya con la luna sobre ellos la plática se convirtió en remembranzas de lo que antes fueron, en eso que los mantiene latentes en el pensamiento de cada uno,  como transformaron mundos, y se volvieron nocturnos, las anécdotas de esos días les arrancaron sonrisas indiscretas y suspiros sinceros, ambos estaban de acuerdo todo fue maravilloso, sin predisposiciones, condiciones, o incluso problemas fatídicos.
Sentados en aquella banca, daban la misma imagen de cuando aun eran niños, solo mirando de cerca te percatabas que esos dos ya eran adultos, con un sitio predispuesto totalmente distinto, a lo que algunos años antes solían envolverlos.

Estaban  por marcharse cada uno al destino que los llamaba a separarse por este día y quizás por una vida, cuando María pregunto si recordaba el primer encuentro en el que todos los sentimientos surgieron,  con risas él solo dijo que no muy bien, recordaba una salida al cine, y algunas frases intercambiadas, pero de pronto con toda seguridad él dijo:
-Pero me acuerdo que traías tus zapatos rojos.
María sonrió y lo miro con esa sencillez con la que se admira a las cosas maravillosas del mundo, toda una existencia había ya pasado por ellos, y aun era capaz de recordar los zapatos rojos que los acompañaron en el camino que por un tiempo recorrieron juntos.

Aquellos zapatos seguramente se quedaron guardados en algún cajón del closet, así como cada historia entre esos dos amigos sinceros se quedó guardada en el pensamiento de María, para hacer magia cuando la noche la alcanzaba.

Carta ll

martes, 6 de abril de 2010

Hace unas noches la piel se consumió en sensaciones, la música hizo maravillas en oídos antes sordos, los afectos se mezclaron y provocaron cierto éxtasis algo confuso pero que sigue siendo agua fresca en este mundo turbio, me sorprendo justo ahora en lo sencillo que es darle forma a las frases cuando tienen un destino concreto, pues quizá la inspiración ande temerosa y no deja que las musas entre en los versos que pudiera escribir, aun así las cartas siguen siendo un buen pretexto para dejar que las manos ligeramente tracen las palabras que tengo en la boca y sobre todo bien asentadas en el corazón; esta tarde a las 16:34 exactamente el sol entra destellante pero se respira la brisa marina tan profunda, el canto de aves es melodioso, y el ambiente un poco distorsionado, pues después de un año increíbles cosas se van moviendo en el cosmos con un toque místico para que mis ojos le puedan ofrendar franqueza cuando por costumbre tengo que callar lo que no sé si pueda gritar, el cotidiano y común “CUIDATE” se transforma en el recurso para decir lo que tanto ya sabe usted, los incrédulos minutos van caminando lentos en la tranquilidad abrumadora de mi habitación, y por motivos que he aprendido desde niña busco en sus letras frases que realmente se cumplan, y que el resplandor excéntrico de sus ojos me de ese *puñito de aire bravo para este mi caso de asfixia en la playa. La ciudad lejana me exige como el viejo tango que vuelva, pues hay tanto que redescubrir en ella, y aun mejor tanto que no he conocido, pero irremediablemente el mar me reclama para mantenerme estática como si el predijera que algo pasara si salgo de este lugar.

He pensado en una partida que no logro justificar sin que mi indignada memoria me repita incesable que no es mas que la huida cotidiana de mi corazón poco prudente, pues no sabe de límites ni de análisis antes de las reacciones, y cuando se encuentra envuelto en el ardor mismo de un amor de fuego es cuando recuerda que una vez mas puede ser lastimado, herido, y quizá esta vez por fin aniquilado, así que busca la distancia, pero en este caso se le ha vuelto aun más complicado pues la distancia existe, y no solo esa que definimos por kilómetros, aquella que también se traza en las palabras, en las actitudes y en la cordialidad, al mismo tiempo mi cordura (la poca que aún queda) me confronta para aprender a no escapar, a resolver lo que en estas décadas nuca he hecho bien, curiosamente sus letras dedicadas a la sabia de sus años y su gente que no conozco, me advierte que no será sencillo, pues no solo se trata de sentimientos, mis ojos se han dejado conquistar por su voz, sus letras, su vida, su humanidad, por todo aquello que de alguna manera me hace renovar mis teorías de porque amar.

Poeta no sé si queriendo o sin pretenderlo pero se ha vuelto un inmenso astro en el cielo de estos ojos negros.

* De la autoria del escritor JAF

 
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